Ustedes no saben cuanto me ha ayudado
mi gran hermana Mercedes.
Ella siempre está a mi lado, apoyándome
y hoy estoy esforzándome
para hacerle su dedicatoria,
pues la suya es una historia
que debe ser contada
y más aún, escuchada.
Yo me siento en la gloria cuando estoy a su lado
y la trayectoria de su cariño
recorrerá cualquier distancia.
Soy ese niño que nunca vivió su infancia
y que estuvo condenado
a sufrir con constancia
hasta que alguien escuchara su llamado.
Y es ella quien lo ha logrado,
es ella quien me ha salvado
del destino al que estaba encadenado,
llegó y cambió mi camino.
Es ahora que tengo su amistad
que conozco el significado de "felicidad".
Es ahora, también,
que puedo darle un giro a mi poesía
y darle un toque de alegría.
Hoy es el día en que este poeta convaleciente
le confiesa a ella lo que siente.