Odio el dos de mayo
y es por lo que dentro de mí callo.
Es un día demasiado triste,
Es un día demasiado triste,
pues el día en que por primera vez me viste
y me dijiste: "Bienvenido a la vida".
Sin saber que yo la iba a rechazar
pues mi mente está afligida
por tanto reprochar sobre esta herida.
Lo que pasa es que yo no pedí nacer
y lo único que quiero es desaparecer
para conseguir ese descanso que ya creo merecer
mientras pienso en ese maldito amanecer
en el que una hermosa mujer me trajo al mundo
sin saber esa cosa por la que ahora me hundo
y, es que llevo un dolor tan profundo
que a cada segundo me consumo en el horror.
Cada año, el dos de mayo pasa lo mismo:
Me perturba el pesimismo de que ya llegó mi cumpleaños.