jueves, 28 de octubre de 2010

Día de muertos

Para todos los muertos es la siguiente dedicación.
Con este poema alimento su ilusión de no ser olvidados
pues al ser mencionados en mi verso se llenan de satisfacción.
Es como si fueran resucitados por la fuerza de mi inspiración.

Con esta solemne introducción cité a los residentes del panteón.
Dichosos ustedes, nobles hijos de Dios, que ahora descansan.
Recostados en su tumba, como la mayor fiera, se amansan.

Con cada segundo que pasa se acerca más a su destino,
ojalá que haya elegido el camino correcto.
Si a usted lo infectó la maldad,
con seguridad ya estará arrepentido,
pues  se acerca más y más al infierno
donde lo espera un destino nada tierno.

Pero, si usted actuó con bondad y sabiduría
debería gozar de la alegría del firmamento.

Siento que pronto estaré a su lado 
y como ustedes no quiero ser olvidado,
por ello dejaré mi legado:
Esta poesía a la que tanto tiempo he dedicado.