domingo, 19 de junio de 2011

Felicidades, Padre...


Este pequeño menester
está planeado en honor tuyo
para enaltecer tu orgullo
y hacerte saber que eres bienamado.

Mi mayor sueño 
es que te sientas orgulloso y satisfecho
por todo lo bueno que he hecho.

Llevo en mi pecho
el hermoso calor de tu esfuerzo
y con mi verso te platico
el gran valor de tu sacrificio.
 
Cuando yo estuve al borde del precipicio 
fue mágico poder contar contigo.
Soy yo, más que tu amigo o tu hijo,
soy tu reflejo, ¡oh, gran hombre!
El destino ya lo predijo:
Yo mantendré en alto tu nombre.