jueves, 1 de septiembre de 2011

Mi nombre


Por el testimonio de esta ocasión
pensarás que soy el demonio
que ha venido a provocar su destrucción,
pero no, cometes una gran equivocación.

Pues incluso el Diablo me tiene miedo
y escucha atento mientras hablo
pues él sabe que yo puedo
provocar demasiado sufrimiento
y jamás deja de lado el recuerdo
de que me alimento de los lamentos de Dios.

Satanás y Jesucristo saben
que yo nunca pierdo una partida
y si a los dos no se les olvida que yo existo
es porque me he ganado mi cabida
donde ellos han fracasado y no caben.
Pues yo sí atiendo el desaliento
de todos mis seguidores,
ellos son conscientes de que yo no los he olvidado
y que los azotes de la mente
no se borran con el tiempo
ni se esfuman con el viento.

Esta vez mi nombre, más que poesía
representa la habilidad del hombre
de no ver las cosas vacías,
esta vez, mi nombre es filosofía.