sábado, 9 de junio de 2012

¿Para qué?


¿Para qué escribo?
¿Para qué vivo?
No le encuentro el caso,
todo es un total fracaso.

A veces me pregunto
¿de qué sirve la poesía?
¿Por qué querrían
leer las estupideces de un extraño?

Me he puesto a pensar
en dejar ya de escribir,
pero no lo puedo parar,
dejar de escribir es dejar de vivir.

Es como una adicción,
pues no lo puedo resistir.
Y es que siempre hay algo que contar
y es imposible dejar de redactar.

El día que me muera
quemen mi poesía conmigo,
pues mis versos dijeron
que a donde quiera que fuera
irían conmigo,
aún en el fin del universo.

Supongo que escribo
para sentir que aún vivo,
para no sentirme solo
y que al momento de morirme
y enfriarme, como un polo,
hay alguien que va a acompañarme
y con sus bellas letras
va a decirme que nunca va a dejarme.