lunes, 10 de enero de 2011

Alicia


Alicia, tu nombre
es la dulce caricia 
que entra por mi oído 
y me toca el corazón.

Eres hoy la inspiración
de un joven distraído del resto del mundo
cuando en ese glorioso segundo escucho tu nombre.

Es profundo el motivo del hombre
al escribirle a la mujer
y si hoy te escribo es para expresarte 
el poder de tu esencia.

Usaré mi poca experiencia en el arte
para explicarte que contigo no hay diferencia
entre lo bueno y lo malo, 
o quizás no me interesa.

Es esta consciencia un castigo
y a mi cabeza lo rodea un halo de tristeza,
pues lo que más me pesa
es la frustración de conocerte 
mas no poder verte,
es por esa situación
que mi alma está inerte.

Lo que ahora me queda es la ilusión de quererte
y algún día poder tenerte
a mi insípido lado,
perdona pues a este estúpido desamparado.

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